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La realidad invisible
Vicente Núñez
Calambur,
Córdoba, 2014.

Por José de María Romero Barea
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No. 103 / Octubre 2017



Vicente Núñez y la extensión de la mesura


Memoria incompleta, lúdica metaficción donde se suceden las tomas del pasado, las proyecciones de un deseo que no deforma ni revela: “Sólo dos enfermos insalvables pueden ser capaces de amarse”. La realidad aquí no es tanto el relato de un narrador poco fiable como una serie en armonización donde se enfrentan los testimonios: “Lo sustancial no configura el espacio”. Leer las citas del pensador y poeta Vicente Núñez (Aguilar de la Frontera, Córdoba, 1926 - 2002) e ir de ellas a las imágenes del fotógrafo José Antonio Robés (León, 1964), supone asumir que el verdadero poder reside en lo invisible. Al cabo, la búsqueda de una realidad más allá de lo cotidiano, ¿no impregna nuestra fascinación por lo que no podemos ver?

La antología gráfica La realidad invisible (Fundación Vicente Núñez, Calambur, Diputación de Córdoba, 2016) recuerda muchos de los tropos típicos del autor de Ocaso en Poley (1982): dramáticos incidentes al azar alteran el curso de una existencia (“Palabras como derivas. Palabras”); reflexiones sobre la naturaleza de la escritura, el lenguaje y la identidad (“La poesía te da una bandeja de falsas perlas a cambio de tu vida”); múltiples puntos de vista (“La vestidura está más vestida que el vestido. Por eso desnuda”); poemas dentro de poemas (“alma y cuerpo en un solo y unísono destello”); de forma intertextual, fragmentos donde lo invisible es una presencia clave. Una no presencia.

Crea el aguilarense con su obra todo un mundo de ficción auto-referencial. Brillan las muchas habilidades de Núñez seleccionadas por el poeta Juan Carlos Mestre (León, 1957): su rotunda franqueza, junto a una sutil habilidad para la psicología sutil (“Bajo el palio secreto y amable de las lágrimas/ hemos vivido”). Su lucidez se vierte en versos a menudo contradictorios, con frecuencia explosivos. Diríase que desea ser invisible cerrando los ojos: “La decisiva realidad de los objetos es su senectud”. Para Núñez, como para los niños, el acto de ver parece depender de la reciprocidad de la mirada: “Sombras, sombras, sombras… Nada”.

Escritura viva o vital sobre la página; poesía gestual; simulacro de poder con la persuasión de lo estructuralmente lúdico, la literatura del cordobés ilustrada por el artista visual Robés posee una neutralidad anónima: “La arquitectura solo se consolida en la contemplación del solitario”. Deambula en torno a los tótems, mientras privilegia lo incandescente, lo perturbador, lo poderoso: “Nunca te ates, porque te desatarías de ti mismo”. La verdad (lo que eso sea) se encuentra en los espacios entre palabras, entre versos, entre imágenes “…  extensión de la mesura”. Lírica fascinada por el acto de su propia creación, el enigma de La realidad invisible reside en sus sueños sobre la identidad y la auto-imaginación, “hacia el hondo/ corazón de tus brazos latiendo bajo el cielo”.

Profundo conocedor de la forma poética, sus límites y su juego, el crítico Miguel Casado (Valladolid, 1954) despliega en el epílogo su arcano de dispositivos estructurales en tres ensayos sobre el autor de Rojo y sepia (1987), su presencia o su ausencia, que proyecta su sombra sobre todo el libro. Ese deseo de ser invisible, ¿no es esencialmente un anhelo de poder? Una desesperada necesidad permea estas páginas primitivas. Todas las voces de los posibles poetas se fusionan en una sola: la de una autenticidad intensamente sentida. Este volumen no es solo un compendio de deliciosos emblemas o citas inteligentes. Su invisibilidad nos permite acceder a lugares liminares, teñidos de deseo, encanto y posibilidad.

Sevilla 2017