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Historia solar
Jair Cortés
El Errante,
México, 2015.


Por Marco Antonio Murillo
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No. 92 / Septiembre 2016



Jair Cortés: poesía y tecnología


La historia de la tecnología es, tal y como apunta el título del último poemario de Jair Cortés, una Historia solar (El Errante, 2015). El uso del fuego, el posicionamiento de las estrellas, el reloj de sol, el vapor, la electricidad,  nos han ayudado a llegar a un siglo XXI tal y como hoy lo conocemos. A la par, también la historia de la poesía ha sido solar; esto lo podemos corroborar con los distintos mitos que la han poblado desde sus orígenes, así como diversas metáforas que todavía hoy están vigentes y que giran en torno a la luz, el medio día, el calor, el sol. Jair Cortés retoma ideas de los dos conceptos y elabora una especie de historiografía personal de la luz eléctrica y el funcionamiento de la radio.

El elemento insignia de Cortés es el fuego, primer avance tecnológico de la humanidad. Para Gastón Bachelard, sin embargo, “el fuego ya no es un objeto científico” (9), sino que “es un fenómeno privilegiado que puede explicarlo todo” (Psiconálisis 17), ello lo emparenta con el mito (los dioses solares: Ra, Apolo, Cristo), pero también con los fenómenos íntimos del hombre: “Vive en nuestro corazón. Vive en el cielo, sube desde las profundidades de la substancia y se ofrece como un amor. Desciende en la materia y se oculta, latente, contenido como el odio y la venganza” (Psicoanálisis 17).

Ayudado por un campo semántico protagonizado por metales, transistores y pequeños cables, todos conductores de energía, el ejercicio lingüístico que establece Cortés es un pequeño recuerdo del trabajo titánico, cuya conclusión nos quedaron a deber los poetas modernistas y vanguardistas; hablo de la tarea de nombrar las tecnologías nuevas que comenzaron a poblar el mundo con la llegada de la Revolución Industrial. Tarea la cual no se logró del todo tal vez por el vertiginoso avance que ha tenido la tecnología desde los últimos 100 años, pues como dice Bachelard: “Las imágenes encontradas en los hombres evolucionan lenta, difícilmente (…) Una imagen le cuesta tanto trabajo a la humanidad como un carácter nuevo a la planta”  (El agua 10).

Para comenzar a abrir los candados del libro conviene citar uno de sus epígrafes, extraído del libro Reparación de radios de transistores (1964) de Sol Libes: “El transistor es un aparato semiconductor en estado sólido, capaz de desarrollar muchas funciones que antes sólo efectuaban los tubos al vacío. Para comprender mejor la manera de cómo opera un transistor, es conveniente repasar ciertos principios básicos de física atómica” (Cortés 8). He subrayado la última palabra del epígrafe, pues yace ahí la poética general del libro: a Cortés, más que el funcionamiento de las grandes máquinas, le interesa las chispas, los minúsculos circuitos que mueve los aparatos que nos acompañan a diario:

                              
       enciende la radio

                        las seis de la mañana
                        la voz que te acompaña

transcurrió en un radio no mayor de doce kilómetros mi vida por cinco años
                                                                         cuartos
diferentes
                                         puertas que cerré y abrí
mi mano
                       conoce el secreto giro (Cortés 25).

Los poemas que integran esta colección no solo funcionan a nivel de significado, también lo hacen formalmente. El anterior fragmento, por ejemplo, está cuidadosamente organizado en sus cortes versales, encabalgamientos y espacios en blanco para dar la sensación de que nos encontramos girando el botón de una vieja radio. El poema “Galvanizado” tiene un excelente uso de texturas, tal que pareciera recrear una atmósfera que respira metal. 

La poesía que Jair Cortés emprende en Historia solar, no llega a ser poesía documental, a pesar de haber basado su poema “Soldadura” en un “test para evaluar la capacidad para resolver problemas” (Cortés 75) y gran parte del poemario en el libro Reparación de radios de transistores de Sol Libes. La poesía documental, según Susan Briante es aquella que: “(1) contains quotations from or reproductions of documents or statements not produced by the poet and (2) relates historical narratives, whether macro or micro, human or natural” (Web). En la poesía documental, hoy de moda en los Estados Unidos y a punto de entrar en México (pero sin el bagaje teórico necesario para sustentarse) los elementos investigados permanecen tal cual en el libro a manera de costuras, de tal forma que el lector, al mismo tiempo que accede al producto creativo del autor, puede observar con detalle el proceso de investigación realizado y los materiales de archivo.

Un ejemplo claro de este tipo de poesía es el libro Coal Mountain Elementary (2009) de Mark Nowak. Historia solar recuerda aquel libro, pues también se encuentra basado en un manual, ya no de reparación de radios, sino de minería. Ambos, descendientes de distintas tradiciones, tienen grandes diferencias: el de Nowak contiene dos libros, el manual de minería y su crítica; el de Cortés solo Historia solar. La poesía de Nowak privilegia el proceso de investigación y se pierde en ello, el de Cortés prefiere ahondar en el proceso de creatividad, y lo logra íntegramente al usar Reparación de radios de transistores como un elemento para enriquecer su poesía, no para definirla:

Qué transistor fue tu pequeño corazón
(el mío)
descuidaba su tierna raíz
atado con alambres a la tierra
para anhelar un fruto
(un faro)
que por las noches
que apagaba (Cortés 63).

Historia solar se divide en cinco apartados de variada longitud: “El Radio de la luz”, “Electrónica lectura”, “De transistores”, “Reloj amargo” y “RaDios”. Cada subtítulo mantiene una voluntad poética, sin perder el campo semántico de tecnología que interesa desplegar en las 78 páginas que componen el poemario. “El Radio de la luz” reúne poemas cuyo eje central es la luz o la oscuridad de la memoria, la autoexploración poética, los frágiles engranes que hacen girar la vida cotidiana, así como poemas cuyos títulos nos remiten a un carácter bíblico, a manera del Génesis: “Novedad en la tiniebla”, “Y le devuelve a la noche su oscuridad primitiva”, “De día y de noche” y “Alumbramiento”.

En estos poemas lo bíblico y lo tecnológico, es decir, poesía y ciencia, no asonantan al intentar recrear un escenario fundacional creíble, pues Cortés logra encajar la “magia” de una con la búsqueda de “razón” de la otra. “Alumbramiento” es un claro ejemplo de ello, en él se juega con el doble sentido de la palabra: disipación de la oscuridad / nacimiento:

Y entonces los demás,
miran al pequeño átomo,
y buscan rodearlo,
porque él los imanta,
los atrae desde la ternura
y la egoísta curiosidad de un extranjero. (Cortés 36).

“Electrónica lectura”, por su parte, es una reflexión sobre los oficios que la ciencia y la escritura realizan en nuestros días. Cortés, lanza una dura crítica sobre las dos. De la primera se pregunta: “¿No hay soplo de estrella que nos ayude?” (43), para luego recordar que uno de los grandes avances tecnológicos fue la invención de la bomba atómica: “nace la explosión del sol en el horizonte / y crees que la primavera canta fuego” (44). De la segunda no duda en subrayar el carácter mecánico que la escritura (y yo agregaría buena parte de la poesía actual) ha adquirido, ya sea por el uso de las computadoras o la necesidad de creación de manuales que nos expliquen el funcionamiento de las cosas del mundo, o formatos engorrosamente legales:

Forzado a escribir fórmulas,
para que el tiempo siga derecho
y no me vea.

Para que la máquina
siga su trabajo a solas,
sin saber quién soy,
sin voltear a verme. (Cortés 45).

“De transistores” reúne poemas personales en donde el autor busca esas pequeñas uniones de su yo poético con las personas, situaciones y objetos que pueblan su mundo más cercano. Mientras que “Reloj amargo” es una pequeña alegoría de la muerte de un familiar cercano; pero más bien lo es del funcionamiento del corazón humano. Se establece el símil de aquel músculo con una pequeña máquina que, debido a las enfermedades y la vejez, tiene su destino marcado por una especie de obsolescencia programada. Como seres humanos, intenta decirnos Cortés, también somos maquinaria, pero biológica. Acaso una de las críticas en contra de Historia solar se encuentre precisamente en estas dos secciones. Las dos hubiesen funcionado de una forma mejor en una sola, pues ambas contienen poemas divididos en partes, además de que sus temas y ejecuciones son muy parecidos. 

El título de la última sección, “RaDios”, tiene un doble significado: a) Una simple Radio. b) Ra, el dios solar de los egipcios. Otra vez aparece la dicotomía Ciencia / Poesía. El apartado contiene ocho breves poemas que reflexionan sobre el significado de la palabra escrita y oída. En “Libro”, cuando el poeta toma el volumen de hojas dice: “en mis manos la materia / frente a mis ojos la energía” (Cortés 68). La poesía es eso, universos lingüísticos que se entretejen ante los ojos (yo agregaría oídos) del lector, pero que ya no se destruyen, solo se transforman en su significado, tras cada nueva lectura. En otro poema, se asegura que las radios son “libros abiertos (que) conversaban con mi papá en ruso y griego” (72). Finalmente, en “Y después”, el cual funciona a manera de epílogo, se escribe:

Al centro de la caverna,
ya entrada la noche,
hay un poco de fuego
naciendo de la televisión. (Cortés 74).

“RaDios”, entonces, puede ser leído como una pequeña crítica a la línea del tiempo de la comunicación humana, donde la escritura a mano tiene el papel de tecnología pionera. Después interviene la radio con una posibilidad de alcance mucho mayor y más rápido. Posteriormente la TV, creando una era diferente en la que la imagen visual anula la importancia de la escritura y lo auditivo, y se convierte en el motor de la cultura occidental. Es más, hoy en día la influencia de la TV y el cine, pilares de la era visual, son tan grandes que han logrado manipular la voluntad y la historia de países enteros. En ese sentido, la imagen final del poemario, la luz del televisor iluminando la cueva, es importante: propone un retorno a una edad de las cavernas, un detrimento en la línea del tiempo humana. La tecnología ha triunfado por medio de la llamada caja idiota, pero no así el conocimiento, pues contradictoriamente buena parte de la humanidad vive en ignorancia.

Seguramente Historia solar fue un libro difícil de concebir para su autor, y desde el 2013 que obtuvo los LV Juegos Florales Nacionales de Ciudad del Carmen, hasta 2015 en que fue publicado necesitó la maduración de ideas y diversos cambios para llegar a su forma final. Ello, acaso por la paradoja que hoy en día existe entre los términos tecnología y poesía. La primera se cree, equivocadamente, que apunta a estadios de evolución constante (la vela, el quinqué, el foco); mientras que la segunda se mantiene atemporal, es decir, podemos leer a Álvaro de Campos con la misma frescura que leemos cualquier libro de poesía publicado hoy en día.

Historia solar, entonces, es un libro necesario, porque nos recuerda: 1) En el origen de las raíces lingüísticas de la palabra tecnología no existe un alejamiento del arte (téchne: arte, lógos: tratado). 2) La tecnología tiene que ver más con un conjunto de conocimientos y técnicas, que con una falsa idea de progreso, comprendido en una fe en lo material y utilitarista de la sociedad. Una sociedad donde “la literatura, la filosofía, la historia, la crítica de arte, no se diga la poesía, (…) serán sin duda cada vez (…) más superficiales y pasajeras” (Llosa 51). Y si aún hay poesía, esta está perdiendo su antigua tarea de nombrar las nuevas cosas que van surgiendo en el mundo, ya porque los poetas y su conocimiento no pueden seguirle el ritmo a la rapidez con que dichas cosas son creadas y vueltas obsoletas. 



Bibliografía:

Bachelard, Gastón. El agua y los sueños. Ida Vitae (trad.). México, D.F: FCE, 2011.
………………….. El psicoanálisis del fuego. Ramón G. Redondo (Trad.). Madrid: Alianza Editorial, 1966.
Briante’s, Susan. “Defacing the Monument”. Web. Junio de 2016. http://jacket2.org/article/defacing-monument
Cortés, Jair. Historia solar. México: El Errante: 2015.
Nowak, Mark. Coal Mountain Elementary. Minneapolis: Coffee House Press, 2009.
Vargas Llosa, Mario. La civilización del espectáculo. Madrid: Alfaguara, 2012. Web: http://www3.gobiernodecanarias.org/medusa/ecoescuela/clubdelectura/files/2013/08/La+Civilizacion+Del+Espectaculo.pdf


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