...................................................................

La sed del polvo
Ricardo Venegas 
Eternos Malabares / Fonca, 
México, 2013.

 
.....................................................................

No. 102 / Septiembre 2017


 

Desprendimiento

Baja un eco que asombra
los idiomas del valle,
los flujos cardinales,
las estaciones vagas,
los astros que germinan.

Baja un pulso espiral
tensor de ríos,
arrastre de las olas
al pie de la montaña,
clepsidra,
agua de bengala,
baja.

Baja un ángel mortal
con la mano de Dios
en la mirada.

Baja un reino que tensa
el norte de sus arcos:
donde la luz es plena
y es parvada.

Baja un ciclo rodante
de lluvias entregadas.

Voces.
Baja un cáliz del cielo
en lluvia ácida.

Secretos manantiales
prestidigitan los lenguajes
que el aire deja en certidumbre intacta.

 

Transcurso de altamar

I

Un solo día para la edad ultramar.
Una distancia que sea corta,
eso que vuelve
que nunca ocurrirá.

 
II

Nuestros sentidos
                                son nuestros vigías.
“¿Cuánto tiempo perdí
que no veré?”
El horizonte clama
un barco en la mirada.

 

Han pasado de largo

I

De noche brilla el charco que dejó el diluvio
y espejea con la luna la rana de Bashó,
croa para el viaje en el intento de no irse,
croa la única plegaria que tendrá para encender la gracia, 
el salto de una orilla a otra también es una luz
que hizo su nido entre dos oscuridades,
más lejos que un reptil suspendido en la elasticidad del tiempo
huye la salamandra,
saluda al cosmos con el brazo que le volvió a crecer.

II

Se oyen los ríos de música y de agua,
la parvada que surca la palma de la mano,
roca tardía en el tintineo de una postal,
lo que se ha ido mientras dormías el sueño de Babel.

 

Convicción
Luna, lunita
Si bajas un momento
Vuelves encinta


Clímax
El mar apareció
cuando la tierra
tuvo su primer orgasmo.

 

 

 

Leer reseña...