...................................................................

Lo que veo yo cada noche
Kepa Murua
Luces de Gálibo,
Barcelona, 2017.

Por Isabel Alamar
.....................................................................

No. 103 / Octubre 2017



Kepa Murua en su último poemario Lo que veo yo cada noche (Luces de Gálibo, 2017) aprovecha esos momentos que nos brinda la noche o ésos primeros del día para reflexionar a través de su escritura acerca de lo vivido en una jornada, en particular, y también durante su vida, en general, a modo de diario.

Con unos poemas extensos, de largo aliento y recorrido, construidos con un lenguaje sencillo, nos introduce a través de un ritmo sosegado en multitud de temas que son vitales para él, y que, además, se han repetido en numerosas ocasiones en su obra: el amor, la derrota, la escritura de calidad y auténtica, la felicidad, la fidelidad a uno mismo, la esperanza... A propósito de la esperanza, hay unos versos muy hermosos dentro del libro que voy a rescatar a continuación: “La vida necesita de su auxilio / para que se regenere / y todo brille de nuevo” (p. 83).  Y en todos y cada uno de estos importantes ítems buscará la complicidad del lector y la encontrará como buen observador y comunicador que es de la realidad.

El principal motivo del libro es la aceptación de la vida tal y como es, el saber que ya nos llegará lo que andamos buscando (aunque deberíamos buscar menos y disfrutar más de lo ya encontrado o que nos llega sin más, y procurar no perdemos en continuas búsquedas), pero siempre desde la calma porque como nos dice en uno de sus versos, “[...] todo es más lento / de lo que parece” (p. 27). Murua no se cansará nunca, y nosotros tampoco deberíamos hacerlo, de buscar la armonía consigo mismo, con los demás y con todo lo que le rodea; y es que como bien dice este escritor: “Si miras en la belleza que te rodea / puede que te reconozcas en ella” (p. 51).

El poeta nos alienta a vivir una vida plena y asumir riesgos; de hecho, una de las palabras clave del poemario es “aire”, elemento que nos remite al constante movimiento, a la espontaneidad, a la libertad porque no hay dicha sin ella; lo vemos por ejemplo cuando nos dice:

El aire nos mantiene
vivos y separados
unos de otros.
Y alienta nuestros pasos
más allá del infortunio.

Hay que ser valientes y mirar la vida de frente, procurando dejar atrás nuestras derrotas: “Miremos con ojos nuevos / lo que nos rodea.” (p. 190) nos dice Kepa Murua. Y “fluyamos con naturalidad” añadiría yo. Finalizo con tres versos que considero fundamentales dentro del libro: “Hay días que las puertas / que se cerraron / se abren por momentos”. Y este escritor al que nunca le ha preocupado mucho ir a contracorriente o ser considerado un escritor de culto o para minorías tiene en esta y en otras de sus apreciaciones toda la razón del mundo, quizá por eso sus versos se vuelven cada día que pasa más optimistas y luminosos.