No. 101 / Julio-Agosto 2017
Homenaje en verso
Tristía
Poemas de César Vallejo
desde la cárcel
Samuel Cavero
He venido
a serpentear
los senderos
más apartados.
He venido
a gritarle: ¡Libertad!,
a todos mis carceleros.
He venido
a enterrarme
en la injusticia
del hombre.
2
Dirán los agoreros del Tiempo
no supe escapar de mis captores
me ahogué entre el vaho pestilente
en el tráfago de presentar
tantos papeles
que no pude salvar
todos los obstáculos
que no pude demostrar MI INOCENCIA
entre las estirpes señoriales
de tanta burocracia estatal.
Dirán mis carceleros
me puse de sepia, bromo, estiércol,
que he envejecido en silencio:
¡Por dentro!… ¡Y por fuera!
¡Qué importa si he envejecido!
Hoy, me visto de Poesía
Hoy, tengo el encantador Alfa
verde color de los alisos
color verde Amazonas
y mi maltratado cuerpo
por otros pisoteado y envilecido
es un alegre césped
donde juegan los niños.
3
Desvalida
la lengua, susurrante
por fuerza del destino
es aquí una fuerza opresiva
contra la que no he encontrado
remedio alguno.
Susurrar
¡Ay, susurrar!,
Es dejar oler la dulce leche materna.
Susurrar
¡Ay, susurrar!,
es dejar oír
la capa de ozono
del alma.
Parezco preparado (más bien “Perezco”)
para provocar
melancolía (y lágrimas)
mientras este desolado paisaje
(tras las rejas, los muros y alambradas)
tampoco se acuerda ya de mí.
4
Anoche me soñé
de la penitenciaria escapado.
Soñé que estaba en África
construía para un presidente negro
una hermosa y moderna carretera
de acceso a su gran palacio
juntos,
juntos,
la recubríamos de oro y ónice.
Anoche soñé
porque, encarcelado, puede todavía El Hombre soñar;
me libera de mis recuerdos.
Soñé que en verdad estuve en África,
yo regresaba con la dignidad de “Sir Buz”
y colgué de mis carceleros
la Orden del “Rinoceronte Blanco”.
Hoy,
damas y caballeros,
he soñado…
He soñado
ser el pan con Justicia
que el pobre reclama
soñé ser un pájaro hambriento de Libertad
hambriento de pan
hambriento de tanto Amor
evadido
de su sombría jaula
se soñaba del lobo Hombre
se soñaba aherrojada gaviota
de vuelta a casa.
5
¡Alegraos
mis
captores!
¡Alegraos
Trujillo!
¡Alegraos
Perú y el Mundo!
Soy
un
pájaro
encarcelado
en manos del alcaide
don Cipriano Barba;
muere la flor en mí
encerrado por ectoparásitos
entre ectoparásitos encerrado
en una mazmorra nauseabunda,
deplorable,
sin un clarito de luz.
6
Soy
un pájaro azul
estribo
pasto
propicio
que aprovechan
las injusticias
para
hacer mayor
el abismo.
Soy el que soy,
el esposado del fémur,
el apresado de la calle San Martín,
el apestado de un infame atestado policial
un exiliado que habita en la lengua
del país
de mi andina infancia.
7
¡Mujer!
¡Mi cósmica bella mujer!
Me hubiese gustado no estés ausente
esta triste noche
de hierros y telaraña
seas mi inseparable musa
en vino escanciado de embelesos navegar
sobre los íntimos pliegues de tus orillas.
Los que cantáis todos los destierros en
el mundo, ¿no cantaréis para mí un
canto nocturno que tenga la medida de
mi dolor?
Saint-John Perse
Al igual que ocurrió en el día
que fuiste lanzado al mundo el sol
estaba en lo alto como si se saludara
a los planetas. Desde entonces
has ido desarrollándote cada vez más firme,
según una luz íntima que va en ti y que a ti atañe.
Tienes que ser tú.
No puedes escapar de ti mismo.
Goethe
He venido
a serpentear
los senderos
más apartados.
He venido
a gritarle: ¡Libertad!,
a todos mis carceleros.
He venido
a enterrarme
en la injusticia
del hombre.
2
Dirán los agoreros del Tiempo
no supe escapar de mis captores
me ahogué entre el vaho pestilente
en el tráfago de presentar
tantos papeles
que no pude salvar
todos los obstáculos
que no pude demostrar MI INOCENCIA
entre las estirpes señoriales
de tanta burocracia estatal.
Dirán mis carceleros
me puse de sepia, bromo, estiércol,
que he envejecido en silencio:
¡Por dentro!… ¡Y por fuera!
¡Qué importa si he envejecido!
Hoy, me visto de Poesía
Hoy, tengo el encantador Alfa
verde color de los alisos
color verde Amazonas
y mi maltratado cuerpo
por otros pisoteado y envilecido
es un alegre césped
donde juegan los niños.
3
Desvalida
la lengua, susurrante
por fuerza del destino
es aquí una fuerza opresiva
contra la que no he encontrado
remedio alguno.
Susurrar
¡Ay, susurrar!,
Es dejar oler la dulce leche materna.
Susurrar
¡Ay, susurrar!,
es dejar oír
la capa de ozono
del alma.
Parezco preparado (más bien “Perezco”)
para provocar
melancolía (y lágrimas)
mientras este desolado paisaje
(tras las rejas, los muros y alambradas)
tampoco se acuerda ya de mí.
4
Anoche me soñé
de la penitenciaria escapado.
Soñé que estaba en África
construía para un presidente negro
una hermosa y moderna carretera
de acceso a su gran palacio
juntos,
juntos,
la recubríamos de oro y ónice.
Anoche soñé
porque, encarcelado, puede todavía El Hombre soñar;
me libera de mis recuerdos.
Soñé que en verdad estuve en África,
yo regresaba con la dignidad de “Sir Buz”
y colgué de mis carceleros
la Orden del “Rinoceronte Blanco”.
Hoy,
damas y caballeros,
he soñado…
He soñado
ser el pan con Justicia
que el pobre reclama
soñé ser un pájaro hambriento de Libertad
hambriento de pan
hambriento de tanto Amor
evadido
de su sombría jaula
se soñaba del lobo Hombre
se soñaba aherrojada gaviota
de vuelta a casa.
5
¡Alegraos
mis
captores!
¡Alegraos
Trujillo!
¡Alegraos
Perú y el Mundo!
Soy
un
pájaro
encarcelado
en manos del alcaide
don Cipriano Barba;
muere la flor en mí
encerrado por ectoparásitos
entre ectoparásitos encerrado
en una mazmorra nauseabunda,
deplorable,
sin un clarito de luz.
6
Soy
un pájaro azul
estribo
pasto
propicio
que aprovechan
las injusticias
para
hacer mayor
el abismo.
Soy el que soy,
el esposado del fémur,
el apresado de la calle San Martín,
el apestado de un infame atestado policial
un exiliado que habita en la lengua
del país
de mi andina infancia.
7
¡Mujer!
¡Mi cósmica bella mujer!
Me hubiese gustado no estés ausente
esta triste noche
de hierros y telaraña
seas mi inseparable musa
en vino escanciado de embelesos navegar
sobre los íntimos pliegues de tus orillas.
Me hubiese gustado
que no estés ausente
ser allí dentro (entre el monte de Venus)
una otoñal carta
sobre la mar océano
cubrir así, en mi viaje astral,
cartográfico,
otras inacabables distancias.
¡Viajar!
¡Viajar! ¡Sí!
Mientras mi canto esposado está.
¡Viajar!
¡Viajar! ¡Sí!
Insurgente El Poeta, con nuestros sueños Viajar.
8
Yo
como
los griegos
intenté
ser feliz
contemplando
(la noche desde la ventana)
sin diciembres
esta cruel belleza.
9
Hoy,
mi Jesús,
mi cuerpo
se agiganta
en un viejo Argonauta
salido de un baño de ostras;
anhelo la justicia y libertad
de este seráfico Nautilus,
que mudó sus conchas
por la inmensidad del mar.
10
A pesar de no haber crecido
¡En el mar!
Y no haber tenido parte de mi niñez
¡En el mar!
Ante los arrebolados ojos sueños
me complazco en rezongar
aún hoy que el péndulo péndula
el reloj de arena termina de llenarse
algo nuevo en él habrá, martillando AMARTE
―¡Sí, amarte, hermano mío!,
―¡AMARTE!,
mientras compruebo, con la nazarena piel salada:
“El hombre piensa
y Dios, hermanos de sueños,
(Cual Rey marinero), siempre nos dirige”.
11
Si cree usted
tener justas razones
para estar yo detenido:
¡Venga, venga Señor Juez!
¡Sin el gran Josué, siervo de Yavé, venga!
Asistamos patogenéticos
aquí dentro: Partenogenéticos
a una vieja polémica
entre las mayúsculas
y minúsculas.
Vea usted, Señor Juez, antes fueron 12 los jueces:
¡Proclamo en voz alta la libertad de pensamiento!
Mi Señor, que sea tu voluntad… y no la nuestra.
La Humanidad es como es
hoy igual que hace tres mil años.
¿Deberemos entonces estar
preocupados como Sócrates
por la perfección del alma?
No, Señor Juez, no sentencie más.
Mi Señor, que se haga tu voluntad
en la tierra como en el cielo,
todo lo que pido es el cielo sobre mí
y un camino a mis pies.
No, no me diga que dios empieza con minúscula
¡Yo tengo un Dios con mayúscula!
12
¡Oh, corazón que me escuchas latir!
Tú, válvula mitral, que enhebras mis versos
no imaginas lo que he sufrido reversos
espigado heme, espergésico
trílcico, castigado mi honor
entre la suciedad y el barro erguido
en este infierno de universos conversos.
¡Oh, corazoncito, que me escuchas latir!
Anoche, escapado dormí en el hoyo.
Me soñé: donde yacía el cadáver de un perro,
pasé hambre y sufrí, perseguido por la hediondez
en trenes, carreteras y empleos
(batallando tras las sombras)
como imagino sufren tanto
otros prisioneros en el Mundo.
¡Oh, válvula tricúspide que me escuchas latir!
Mis sufrimientos, los sufrimientos de tantos:
¿Tiene que haber sido todo ello en vano?
13
Ecolondrino
Espiral de Arquímedes
Sueño de medusa en Homero
Sol / Viento de la noche
árbol arracimado (que no se quiere morir
caracol Angustopila sediento
mariposa parpadeando carbonizada
un delfín encallado SIEMPRE susurrándote)
entre fangosos aceites cerca del MAR…
Poseidón resoplando VIDA
¡Sí! ¡Ese soy, El Arcano!
¡Ese soy Yo, Angustopila dominikae pese a todo!
¡CÉSAR VALLEJO, Ecolondrino!
14
Te instalas en mi memoria / cielo subterráneo
Sarga polvorienta / ciprés que canta
Barro adiamantado / habitación abuhardillada
Niña núbil / vacío enhiesto / dama de pica
claraboya enrejada / continente negro:
¡Y te empiezo a poseer, vida en Cielo!
Nos quedamos silentes ―¡Sí!― peripatéticos.
Después de todo ambos sabemos:
El silencio es nuestro mejor lenguaje
donde todos podemos entendernos.
Ambos nos sentimos necesarios
Para en nuestro Cielo Teatro del Miedo
aniden las golondrinas… y seguir soñando.
Ambos somos el sueño:
camelia en el ojal dormita
el ojal en el hilo albita
el hilo que se hizo caminos
los niñitos en primera comunión
manos juntas dibujando caminos
la mirada baja germino
para seguir soñando
con la mirada levantada
el sueño que siempre nos habita.
15
Los labios
tuyos y míos
estremecimientos
al granito
labios de aserrador
cantaban
boca a boca;
agarrotadas carótidas
estatua melada
fuego perpetuo
pobre demiurgo.
16
Era Sirena
A la luz de la luna baliza
esos ojos parecían color ceniza.
Ella necesitaba baches que la ciñan,
la disloquen, la recompongan, la destrocen.
Ya no se oía el rumor del mar
en aquella noche vegetal
que preserva nuestros pobres rostros
llena de chasquidos ecos,
donde sentías deseos de perderme.
Y nunca, nunca en verdad
vimos tantas estrellas, ¡como ahora!
Fuegos multicolores.
Era la Hora Nona
de un acceso de ternura
que nos hace calafatear… y empalmarse.
17
Golpecitos en la mejilla
manos que acarician nalgas.
Sábanas.
Bien lo recordaba,
ella se perdía sin saber
conducida a cruzar
la línea de la vida.
Sí, en efecto, debo confesar
la vi alejarse como estrella,
como aquellas antorchas
cuya ígnea luz se alargaba
como cabelleras encendidas
a lo largo de mi penitenciaria.
18
Mi reloj de arena:
La brújula
El caleidoscopio
Mis mapas
Malassezia probable
y un cajón lleno de papeles
…¡Es todo lo que tengo!
19
Llueve detrás de mis barrotes
en olor de musgo mojado
el recuerdo de los caracoles
Pescador de Serpientes
y siento en la noche
cerrando los ojos cerrándolos
cerrándolos bien cerrándolos,
mientras en cada cuenco
fabrico mi propia celda
y me nace octante
nunca tarde
(y en cada parpadear)
una orquídea.
20
En mis sueños…
Como siguiendo los elípticos
de una ceremonia ancestral,
mis pupilas en estas horas mustias
se dirigieron cansadas buscando una luz
donde las nubes me marcaban.
Anduve peregrino al que guiara el viento,
como penitente desde su celda
cual Auriga de Delfos
que cumplir debo una ruta establecida,
como sonámbulo a un recorrido,
marcado en una tortuosa vigilia.
Boyero, Can Mayor, Can Menor:
Vagamente recuerdo
anoche volví a soñar lavando
mis occipitales huesos en el mar
una estampida de gaviotas provoqué;
luego me interné por las tierras de Tasman
y percibí los latidos de sus tumbas;
luego crucé ciudades, aldeas, paisajes…
y...
mi propia sombra
persiguiéndome hambrienta.
21
Hoy…
Necesito
pisar este suelo
para convencerme
que ni estaba soñando
ni era el personaje del sueño
que no podía ver,
ni se quiere imaginar.
¡Estaba purgando condena!
22
Sueño atroz cocodrilo gigante guardián de los pechos
convierte lo que me rodea en un desierto adorador
destruye los objetos las anécdotas las bocanadas de aire
vacío páramo justicia de toga bregándome en las tinieblas
Ariana en el laberinto hilo del tiempo voy encadenado
con pupilas muertas recorro ciudades petrificadas
mujer aislada para tus noches una reserva de muslos
brazos torsos rostros cabellos formando cuenta
23
Pronto
será Noche Buena.
Afuera
sonarán campanas.
Sin mí arderán
velas y encenderán luces.
Pronto
será Noche Buena.
24
Mi dulce Rita
Mañana, cuando no te vea más
tendré que cazar con treta y maña
esa inaprensible mosca tsé-tsé
a sabiendas este bicho hace:
¡tsssss…tssssss…tssssss…!
en la mente y en las palabras
que musitan de nuestros labios,
nos produce el mal del sueño,
la dolorosa parálisis
también el enervamiento de otros músculos genitales
así la odiosa mudez
que se hace acertijo del Amor
al final ―¡Ay!― esta muerte.
Por eso, esquivo la indescifrable huella
de tus caricias y trémulos labios.
Y tú, bella mujer:
«Mi andina, ojitos de lluvias y luceros»,
ocultando la levedad de tus senos
deseas hacerme olvidar esta cárcel
por un tiempo de sábanas navegué
entre libros y amores
en ejercicio de hacerte el amor.
Quizá (lo dices tú, lo digo yo)
(lo dice Jesucristo, lo dice X, lo dice Y, lo dice Omar)
habré de buscarme un nichito
una forma de suicidio
al mejor estilo de los yaguas,
con el Curare de tus besos.
Pero… por respeto a la decencia,
al decoro: si dejar de AMAR se llama «decoro»
y a quienes pudieran pensar
que yo (tantas veces Yo)
ando loco de remate,
nada más falso
he sido ciertamente,
muy a mi pesar,
esquivo.
**
Poema invitado
25
Tan solo...
¿Qué va a pasar conmigo?
De sol a-n-d-o,
soy fantasma que deambula por patios
Del Villawood Inmigration Centre
aquí las paredes todavía huelen a sometimientos.
¡Quisiera romper estas murallas alambradas
como el gran Maciste, ¡Oh, mi Dios, tumbarlas!
Y del barro-sufrimientos, en Ícaro moldearme.
Aunque me quemen de fuegos la piel
no ser más Hombre-Prisionero
tampoco ¡Un ilegal! ¡Un Jalachaquito!
Siempre prisionero de su destino
Solo deseo ser el que alguna vez fui: ¡Niño libre!
No, el hombre que aplastan con leyes
mas el destino deshace lo que construí.
Así, mientras multitudes de chinos e indianos veo
confabulados en multitudes, pienso
resignados esperamos, todos, luces de esperanza.
¡Salir!... ¡Volver!... ¡Trabajar!... ¡Ser libres!...
Saben, hoy estuve jugando con el balón de básquet,
mi cuerpo sublevándose a otras miradas
mi espíritu todavía aterrado: ¡reconstruyéndose!
Esta tarde mi alma se bañó con soles
de sudor
de lágrimas y espuma.
Lavé todos los arreboles
los refregué tanto y mi cuerpo-barro se disolvía
cerré los ojos y pensé:
¿Cuándo inventarán el Día del Ilegal?
¿Cuándo?
Como no encontré respuesta me sentí Don Nadie
no quise escurrirme por la alcantarilla.
La mugre también tiene derecho a regar un árbol
O... Sí,
¡Sí!...
¡a salir por la alcantarilla...donde se pierden las ratas!
**
Posdata: Este poema de Samuel Cavero, incluido aquí como “Poema Invitado”, lo dio a conocer el laureado médico y poeta argentino-israelí Ernesto Kahan, Premio Nobel de la Paz compartido.