No. 66 / Febrero 2014



Conjuro, de Xánath Caraza

Por Daniela Birt

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Xánath Caraza, Mammoth Publications, Kansas, 2012
A veces para entender el presente y planear el futuro hay que regresar al origen, volver los ojos al pasado, encontrar caminos quizás ahora olvidados. Me parece que en esta idea se centra el contenido poético de este libro. Pero es difícil asegurarlo.

Xánath Caraza es una autora mexicana, y los poemas presentados en este libro presentan esa imagen de la mexicanidad forjada en el pasado histórico perdido, el sincretismo que nos ha llevado a la ideología actual del mexicano en la poesía, las imágenes vívidas. Pero también tiene otro lado, y es que la autora ha vivido gran parte de su vida en E.U.A. y por lo tanto su visión en estos poemas llevan también el tinte del migrante, del chicano, de la remembranza hacia el pasado originario, de la imagen mejor retratada en las escenas pintorescas de la provincia, de la selva, de los mangos, en fin, de la infancia.

En este libro podemos encontrar una manera distinta de concebir la poesía en español, puesto que en el continuum de la literatura mexicana no ha habido una línea directa que haya contribuido a alumbrar poesía como ésta, que abreva de la lengua náhuatl al mismo tiempo que de su mitología y hace recordar al lector esos poemas de tinta negra y roja que fueron las primeras canciones del pueblo azteca.

Caraza maneja la idea del poema como encantamiento, como conjuro, que se mueve por la sangre y la tierra hasta llegar al centro, a la esencia de la verdad con la intención explícita de exponer todo lo falso que puede rodear los versos que evoca.

En su poesía la naturaleza es la verdad y su imagen es el retorno, la lírica de la naturaleza es el reflejo de esa verdad, estos versos nos envuelven con colores (por ese lado son un muy bonito eco de la lírica de Hora de junio de Pellicer) cuando imprime con sus palabras todas los retratos de flores, árboles, un abrumador cielo azul sobre el verde de la selva.

Me parece, además, que una de las mejores cualidades del libro es que al encontrarse escrito en inglés, español y tener fragmentos en náhuatl, no se contenta con una realidad, sino que crea dualidades en las que la existencia oscila entre el silencio y lo bullicioso, la opresión y el alivio.

Mediante la representación del recuerdo, la energía del libro es una revelación de la intención sentimental de la autora, no se deja apabullar por una lógica fría, sino que acepta la meticulosidad del cerebro y la espontaneidad del corazón en la búsqueda del legado y la transformación.

Me parece que el libro tendrá mucha más resonancia entre lectores que, al igual que la autora, se encuentren en ese estado casi de limbo, en esa pertenencia enajenada, en ese estado de otredad que tienden a vivir los migrantes latinos en E.U.A., puesto que estos poemas llevan en sí mismos la intención de despertar al lector a la gloria de nuestras tradiciones, a la sabiduría ancestral de los pueblos originarios.

La pregunta más apremiante que me deja este poemario es con qué rostro busca presentarse ante los lectores no migrantes, a los lectores que no han tenido que alejarse de su cultura y que han aceptado el sincretismo del mestizaje, sin tener que sobre valorar la herencia aborigen sobre la castellana.

Me parece que el libro tiene mucho que decir a los latinos del otro lado de la frontera, quizás no tanto a los que seguimos de este lado, puesto que no nos relata nada nuevo, aunque nos regala la experiencia de voltear a ver nuestra cultura mestiza desde otros ojos. Es un libro que nos hacer tornar los ojos al pasado, pero se mantiene en el misterio del conjuro y solamente nos deja entrever hacia dónde se dirige el presente.